El ejercicio lo propone Blake Snyder, en su libro sobre guiones “¡Salva al gato!”: Nos ponemos de acuerdo para ir al cine y la imagen de arriba nos da las opciones para escoger. Siempre hay alguien que pregunta ¿y esa película de qué trata? La respuesta es lo que llamamos la premisa de una historia. En un par de líneas nos dice cuáles son los elementos principales del guión que piensas desarrollar. Dice Snyder que si con ese simple resumen no enganchas… de nada vale que te pongas a querer contar toda la historia en detalle.
En esta entrada quiero mostrarte primero cómo funciona para las historias que vemos en pantalla, y entonces compartirte una manera de aplicarlo a tu storytelling personal, tu propia historia.
¿Cómo escribo una premisa?
Karel Seger nos propone identificar los siguientes elementos básicos de nuestra historia. Vamos a hacer este ejercicio con la clásica película de El Rey León:
1) El protagonista. Pongámosle un nombre. Simba.
2) Su oficio. ¿A qué se dedica? Heredero al trono
3) El incidente principal. El evento que desencadenará la historia. Huye luego de creerse culpable de la muerte de su padre, el rey Mufasa.
4) Objetivo del protagonista. Ocurrido el incidente, ¿qué tiene que hacer? Regresar a la Piedra del Orgullo a retomar su puesto como Rey
5) ¿Cuál es su debilidad? Vergüenza de su pasado
6) El antagonista. Scar, su tío.
De ejemplo estamos colocando los elementos que me permitirán redactar la premisa de El Rey León. Las letras en color son adrede, pues Seger nos propone una simple formulita para redactar nuestras premisas: “Cuando ocurre el incidente principal, el protagonista debe cumplir su objetivo“. Así que:
“Cuando Simba huye luego de creerse culpable de la muerte de su padre, el Rey Mufasa, deberá regresar a la Piedra del Orgullo a retomar su puesto como Rey“
Solo con esos tres elementos ya debería funcionar. Pero podemos utilizar el resto de los elementos para adornar un poco la redacción y hacerla aún más interesante:
“Cuando Simba huye al creerse culpable de la muerte de su padre, el Rey Mufasa, deberá superar su vergüenza y volver a la Piedra del Orgullo y enfrentar a si tío Scar para reclamar su puesto como Rey“
Seguramente podremos pulirla cada vez más. Pero los elementos están claros, la premisa también. Snyder añade que podemos mejorar nuestras premisas pensando en un buen nombre para nuestra historia, uno que no sea del montón, pero que diga en esencia de qué va. Otra manera de mejorarla es asegurándonos de que nuestra premisa nos genere una imagen visual muy sugerente, él la llama “la promesa visual” de la historia.
Estas premisas, normalmente terminan en las reseñas de prensa, en la parte trasera de las cajas de DVD/BR , o la descripciones de nuestro proveedor de streaming favorito. Puedes revisar varias y reconocer la estructura que acabamos de compartir y las modificaciones que “sufrió” para hacerlas más vendibles. También les llamamos “sinopsis”, pero técnicamente las sinopsis son otra cosa. Escribiremos sobre ellas luego.
Tu storytelling personal
Pues también. El storytelling o técnicas de narrativa aplica igual en la manera en la que compartimos nuestras historias personales, en una hoja de vida, en una entrevista de trabajo, un blog personal o en cualquier espacio donde necesitemos hablar de nosotros mismos.
Ya sea que estés hablando de tu trayectoria en general o redactando un extracto de una experiencia laboral concreta, puedes tomar los elementos propuesto por Karel Segers. Como ya lo tenemos escrito arriba, vamos a ver cuáles son algunas de sus particularidades en nuestro “caso real”:
El protagonista y su oficio.
Tú, por supuesto, eres el protagonista. Respecto a tu ofcicio, aquí podríamos señalar tu estado actual, tu punto de arranque o tu “zona de confort”. ¿Quién eres justo en el momento antes de tu gran reto? o lo que en términos de Segers llamamos: el incidente.
El incidente principal.
El evento que desencadenará tu historia o la parte concreta de ella que quieras contar en determinado momento. ¿Te contrataron para una nueva responsabilidad? ¿Tuviste que emigrar a un país y empezar de nuevo? ¿Te quedaste sin empleo?
Tu objetivo.
Una vez que te viste en esa situación (el incidente), ¿qué querías lograr? En este punto, es lo que tuviste que hacer para salir adelante. Puedes incluir si pusiste en práctica un talento o fortaleza, si tuviste que superar alguna debilidad para cumplir con tu objetivo airosamente… o no.
Atención, esta no es LA historia, apenas son los elementos principales que nos permitirán visualizar el cuento. Con esto podemos echar un cuento de un párrafo de 3 a 5 líneas, hasta una cuartilla o más si queremos desarrollar algunos detalles.
Aquí te comparto un ejemplo personal:
“Llegué con la intención de hacer un programa de radio, pero terminaron contratándome para dirigir la emisora, a mí, que jamás había hecho radio siquiera. Tuve que aprender sobre la marcha de tantas cosas, técnicas y hasta administrativas, e idearme una programación para jóvenes de sectores populares, en su mayoría con estudiantes de liceos y universitarios, que tampoco habían hecho radio nunca en sus vidas.”
¿Reconoces los elementos de la premisa de Karel Segers? ¿Te provoca acaso saber cómo terminó ese cuento y concer algunos detalles de cómo resultó la experiencia? Si tu respuesta es “sí” (espero que así sea, jejeje) pues de eso se trata el storytelling, el de la ficción y el de nuestras vidas. Por supuesto, espero que esté de más aclarar que en el caso de nuestro storytelling personal, los elementos con los que construiremos el cuento deben ser aunténticos. Nada de inventarse una historia que no es verdad.
Te propongo el mismo ejercicio para “entrenar el músculo” de tu storytelling personal. Escoge una experiencia laboral y construye una breve historia de no más de 5 líneas donde utilices esta técnica de la premisa que te he compartido en esta entrada. Si te animas a compartirla en los comentarios, ¡tanto mejor!
Te recomiendo también, para verte como “portagonista de tu propia historia” la lista de motivadores de personajes de Michel Chion que compartimos hace varias entradas atrás.