¿Alguien le habrá compartido a Damien Chazelle el videíto aquel donde un par de títeres hablaban del “Síndrome del Vídeo Vertical” y cerraban diciendo algo como “No estás grabando bien, ¡idiota!”? Jajaja ¿¡Alguien!?
Pues Damien Chazelle, director de La La Land y Whiplash, se ha lanzado un cortometraje para promocionar el iPhone 11 Pro titulado “El Doble de Acción“, y lo ha hecho en video vertical. Digo más, no solo lo ha hecho vertical sino que además ha cerrado el cortometraje con el texto “Cine Vertical”. A ver, vamos a escribirlo de nuevo:
“CI-
NE
VER-
TI-
CAL”.
No está hablando solo de “video vertical” como los títeres del primer párrafo. Sugiere que podemos hacer CINE, con letras grandes, desde un teléfono celular y en vertical.
Hasta ahora, a más de una semana del lanzamiento, he buscado reacciones y no he visto la primera manifestación de “odio vertical”. Me parece genial, lo confieso.
Cine hecho con celulares
Lo del “cine con celulares” pues nada nuevo. Desde hace casi una década estamos viendo experiencias que utilizan un smartphone como soporte, y no necesariamente un iPhone. El primer caso que recuerdo tal vez sea Olive (2011), de Patrick Gilles y Hooman Khalili, que sí, le adaptaron grandes lentes y pedestales en muchos casos pero también grabaron muchísimas tomas solo con el dispositivo.
Hacer cine en vertical
Deberíamos comenzar diciendo una vez más que el formato vertical está pensado para el público que consume contenidos en su teléfono celular, que por naturaleza lo usamos en esa orientación. Creo que ni Chazelle aspira que la cultura cinematográfica se mude a lo vertical como norma de exhibición, o que reconstruyan las salas de cine. Aunque ya hay “televisores inteligentes” que pueden reconocer un video vertical u horizontal, tampoco sería el objetivo de la verticalidad del cine.
Lo que más me gusta de “El Doble de Acción“, es la prueba de que el lenguaje audiovisual funciona independientemente de la orientación. Los primeros planos tienen la misma fuerza expresiva, los planos medios nos muestras las mismas actitudes corporales, los planos generales siguen estableciendo relaciones y los grandes planos generales pueden ser igual de impactantes. Es solo cuestión de componer aprovechando la perspectiva vertical. Y hay unos encuadres genialmente logrados, donde se nota la ventaja de la verticalidad. A modo personal, me parece que la secuencia del western es la mejor lograda en cuanto a propuestas de encuadre.
Además, confieso que primero vi el corto en la computadora porque en ese momento tenía el teléfono recargando. Al rato lo volví a ver, ahora sí en el celular y de verdad, la fuerza es mucho mayor.
¿El futuro del cine es vertical?
Posiblemente no. Es más, ni siquiera creo que sea el futuro del cine que vemos en el teléfono. Puedo estar equivocado, pero tal vez para el cine también aplique lo que cantaba Pau Danés (refiriéndose a temas raciales, totalmente distintos al quehacer cinematográfico): en lo puro no hay futuro.
Lo que celebro del “cine vertical” de Damien Chazelle es el atrevimiento a romper la regla, muy a pesar del purismo en torno a la “horizontalidad obligatoria” del encuadre cinematográfico. Mostrar que el lenguaje audiovisual y su fuerza expresiva no está limitada a la orientación de un dispositivo, o mejor dicho, aprovechar su verticalidad para darle la fuerza expresiva usando correctamente las posibilidades que el mismo lenguaje audiovisual nos ofrece.
Y digo más, tampoco es que Chazelle esté descubriendo el agua tibia. El encuadre vertical ha existido siempre desde que las cámaras fotográficas fueron maniobrables sin estar ancladas a un pedestal. ¿Y qué es el cine sino “fotografías en movimiento”?
Gracias Chazelle.